domingo, 11 de septiembre de 2011
Presentación del libro "El lado oscuro del agua" a cargo de la escritora Laura Lugones en la VI Feria del Libro de Ramallo
El lado oscuro del agua
de Clarisa M. Vitantonio
ojos
Se articula el tiempo
bajo mi piel
mis entrañas escupen palabras
convertidas en poemas
y espero la desesperanza del suicidio
mientras traiciono a mis ojos
Un manantial caudaloso de poemas, se despliegan en “el lado oscuro del agua” agua que parece no saciar la sed, pues el lado oscuro esta en sombras,
el lado oscuro no parece registrar el rayo del sol,
en estos ojos tan claros y trasparentes y tremendamente expresivos.
La sed despoblada en un vacío “apocalíptico de pliegues del alma arrugados”
Los pliegues de las arrugas acumulados cada año del tiempo y el peso verdadero de la palabra tiempo, eje de este libro que abusa en la ausencias, el tiempo inmóvilmente -fugaz que es como un fantasma al acecho en la poesía de Clarisa,
- observadora de la luz en sombras- teme que sus latidos, aquellos que deambulan en ese lado oscuro no queden encapsulados en versos,
tanto como la implacable sentencia de las ausencias.
Palabra que está en la mesa donde un plato vacío y un mantel blanco comparten el vino de la orfandad.
He leído y releído estos poemas y me cuesta buscar el término para ubicarlos, me encuentro ante poemas durísimos, apocalípticos, poemas tribulados, poemas que claman el infortunio, amargura, congoja, la desolación misma del ser.
También descubro que están escritos la mayoría de ellos con un elocuente enojo desde su bunker, que es la palabra, palabras en poemas a través de los que emana una identidad propia muy propia. Sin embargo también hay colores, rojo , azul, amarillo, y naranja como el de la cubierta del libro.
El conflicto que detonan los poemas de “el lado oscuro del agua”
provocan a los “fantasmas”
que “comen la tristeza del tiempo”,
“Entre los cinco minutos que me separan del suicidio diario”
en una “prisión diaria”
en “el ultraje de los números”,
para “escalar la catedral de tus silencios ,
y de la piel muerta y roída de poemas”
Todo hace alusión al tiempo, donde el aroma a café ronda en los espectros
Y una obsesión que lleva a aturdirse a través de la fuerza que da esta gran observadora a la que nada se le escapa, nada si está en la memoria de las ventanas.
Estos poemas maduros, de una profundidad singular declaran la imposición de estar y ser -esta soy yo- “carcelera de todos los Fantasmas”,
pero el último poema de su libro se titula “visión “,
y esa palabra sea quizás la que acaricia una posibilidad de luz en la oscuridad del agua, sabiendo que en el agua hay claridad, transparencia , calma, energía,
condimentos que a su poesía le sobran.
Dar vida al confinamiento del ser, -con poesías-
urdimbre poderosa que se aloja para cegar a las sombras.
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